martes, 10 de diciembre de 2013

Sabor a fracaso

Los engranajes de mi mente no se oxidan nunca.
Más pienso, más duele.
Entonces no eras vos, era yo.
Fracasé.
¿En qué? Gran duda existencial...
Cada vez me convenzo más de que no sirvo para estas cosas.
No. Definitivamente no sirvo.
Renuncio.

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